En visita al Centro Justicia y Sociedad UC, la criminóloga sueco-chilena Camila Salazar detalla cómo el modelo del centro Fryshuset promueve la prevención temprana del delito con un enfoque positivo, democrático y articulado con toda la comunidad.
El desafío de enfrentar el crimen desde sus inicios para que se pueda prevenir, es lo que caracteriza el trabajo que realiza la criminóloga Camila Salazar, en Suecia. La profesional sueco-chilena es parte de Fryshuset, un reputado centro juvenil de prevención del delito ubicado en Estocolmo. Radicada en esa ciudad, Camila ha dedicado su carrera a acompañar a jóvenes en contextos de riesgo, no con discursos punitivos, sino apostando por sus talentos, intereses y posibilidades reales.
En el marco de una charla realizada en el Centro de Estudios Justicia y Sociedad UC comparte su quehacer y expresa un importante cambio de enfoque en la prevención: “Actualmente hay foco excesivo en medidas punitivas cuando debiera enfocarse también en la prevención, llegando temprana y muy tempranamente en los jóvenes que viven en contextos que los hacen vulnerables a ingresar a bandas criminales”.
Fryshuset —cuyo nombre se traduce como “cámara frigorífica”, por el almacén abandonado donde nació— se ha transformado en una red que abarca educación, deporte, música, cultura, inserción laboral y reinserción social. Fue fundado por Anders Carlberg, quien buscaba crear espacios que permitieran ensayar música y jugar básquetbol, y terminó creando una verdadera alternativa social para miles de jóvenes.
Un enfoque basado en la confianza
El modelo Fryshuset no trabaja desde la represión, sino desde la oportunidad: “Nunca trabajamos en contra de cosas sino pro cosas. Por ejemplo, en vez de decir que estamos en contra del racismo, decimos que apoyamos el pluralismo. Porque no hay una solución en el ‘no’, hay una solución en el ‘sí’”, afirma la criminóloga. Esta actitud se traduce en relaciones de respeto mutuo, participación democrática y una red articulada que abraza al joven desde distintos sectores de la sociedad”, relata.
En el ámbito educativo Fryshuset atiende a 2.500 escolares y se esfuerza por dar la mejor calidad para así demostrarle a los estudiantes que son muy valiosos. “Tenemos al mejor entrenador de básquetbol de Estocolmo, por ejemplo, entonces ellos saben que si se unen a nosotros tendrán al mejor entrenador y se sienten valorados. Te estamos dando lo mejor porque eso es lo que tú vales”, señala.
Además, la organización ofrece múltiples actividades: danza, música, cursos, formación laboral, espacios deportivos y orientación psicológica. “Todo lo que es música y entretención es prevención”, resume Salazar.
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