La hermana Nelly León ha dedicado parte importante de su vida a los ignorados y las ignoradas por la sociedad. Comenzó su trabajo social en hogares del Sename, trabajó en la cárcel de Valparaíso y hace muchos años es la capellana del Centro Penitenciario Femenino ubicado en la comuna de San Joaquín y es la creadora de la Fundación Mujer Levántate, que se ocupa del proceso de reinserción de aquellas mujeres que egresan de la cárcel.
Su quehacer sin pausa por quienes son absolutamente invisibilizadas por la sociedad la ha llevado a conocer la realidad que se vive dentro de la cárcel. En Chile, dice sin dudarlo, se sigue encarcelando la pobreza. La misma frase que usó en enero del 2018 cuando el Papa Francisco visitó el penal donde ella trabaja.
La invisibilización de las mujeres que están en la cárcel sigue siendo algo relevante, ¿de qué manera esto afecta a su proceso de reinserción luego de egresadas?
El proceso de invisibilización de las mujeres continua, porque si dentro de la cárcel son invisibles, cuando se relacionan con otras gentes son mucho más invisibles aún. Por supuesto que esto afecta cualquier proceso de reinserción, porque si no son «visibles» estando encerradas, menos lo son estando en el medio libre. Además, cargan con el estigma de haber estado privadas de libertad y pocas personas toman el riesgo de darle trabajo a alguien con estas características, por los prejuicios que tenemos, parte de la sociedad y también el Estado.
¿De qué manera se están articulando las voluntades estatales y de la sociedad civil para que las mujeres privadas de libertad tengan mejor calidad de vida y expectativas una vez egresadas?
El Estado y la sociedad civil hace tiempo que están teniendo una voluntad por tener un acercamiento hacia la dignidad de las mujeres. Creo que hay disposición de ambos lados, sin embargo, esto no llega a ser una realidad porque es muy difícil dejar la marca de haber pasado por la cárcel. No hay confianzas, quizás por parte del Estado y de la sociedad pueden haber buenas intenciones, pero persiste la falta de confianza en la persona, individual, con nombre, apellido, historia, con realidad social, entonces no arriesgamos, y nos cuesta jugarnos quizás por la equivocación, nos cuesta decir «le voy a dar una posibilidad, aunque se equivoque». Eso se da porque somos una sociedad exitista y nos gusta ir a la segura en todo.
En Chile, a su juicio, ¿se sigue encarcelando la pobreza? ¿cómo afecta esto a las mujeres y sus entornos familiares?
Creo firmemente que en Chile se sigue encarcelando a la pobreza, sobre todo en las mujeres y no es porque en otros estratos sociales no se comentan delitos, es porque a veces una mujer pobre tiene que cometer un delito, no lo estoy justificando, pero lo hace para poder sobrevivir, comer, educar a sus hijos. Sobre todo hoy donde existe mucha necesidad y carencia laboral y como dije antes menos confianza en una mujer que ha estado privada de libertad. Sí, se sigue encarcelando la pobreza y no sé hasta cuándo porque esto es un problema endémico en Chile, donde las condiciones para las pobres y sobre todo para la mujer que carga con la maternidad, sigue representando un desafío para el Estado y para la sociedad.
Las fotos son de La Tercera y El Mostrador