A raíz de la situación que afecta a residencias administradas directamente por Mejor Niñez o que pertenecen a Organismos Colaboradores Acreditados que reciben niños, niñas y adolescentes (NNA) gravemente vulnerados en sus derechos, nuestra Coordinadora del Área de Infancia, Francisca González, publicó una columna de opinión en El Mostrador.
Tanto las instituciones administradas por Organismos Colaboradores como las que dependen directamente de Mejor Niñez, al ser parte de un sistema de protección especializada, deben asumir que trabajarán con una población altamente vulnerada. Ser parte de este sistema debe suponer una comprensión integral del impacto del trauma, enfatizando la seguridad física, emocional y psicológica tanto de los afectados como de los interventores (Vitriol et al., 2020). Esto demanda contar con equipos más especializados, un acompañamiento constante a las distintas residencias, mejores herramientas técnicas y un trabajo intersectorial mucho más intenso y eficaz. Lo anterior implica, por supuesto, un desafío importante para el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia y sus Organismos Colaboradores. Lo que no podemos hacer es dejar abandonada a esta población por no contar con la especialización y coordinación intersectorial requerida cuando se instala un nuevo paradigma de protección.
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