El confinamiento solitario es una práctica penitenciaria que implica el aislamiento extremo de una persona privada de libertad en una celda individual durante la mayor parte del día, generalmente al menos 22 horas, sin contacto humano significativo (CPT, 2024; Shalev, 2009), por períodos prolongados, según las Reglas Mandela, que superen los 15 días (ONU, 1995, regla 44). Este régimen se caracteriza por un aislamiento social severo, una estimulación ambiental reducida y la pérdida total de control sobre casi todos los aspectos de la vida diaria.
La ampliación del confinamiento solitario en Chile es alarmante considerando que es una medida que implica un trato cruel y degradante.